Arsenal Naval Puerto Belgrano

Armada Argentina

30 de julio de 1826 - Combate de Quilmes

 

Luego de la incorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas del Rio de la Plata, hecho que se produjo en el año 1825, la guerra contra el Imperio del Brasil era algo inminente, ya que el gobierno brasileño no iba a renunciar al hecho de poder incorporar las tierras orientales a su territorio y todos los beneficios económicos y estratégicos que de ello podría obtener.

Las actividades militares comenzaron el 1 de enero de 1826, las fuerzas imperiales estarían al mando del capitán Norton y seguirían los mandatos de Pedro I, con el objetivo de bloquear el puerto de Buenos Aires e impedir el reaprovisionamiento del ejército republicano.

Luego del ataque a Colonia del Sacramento y del combate de Los Pozos, se suscitaron las acciones navales de Quilmes a mediados del año 1826. Quilmes fue uno de los ejemplos mayúsculos de valentía que en la guerra contra el imperio dio el Almirante Brown a los argentinos, acompañado por sus capitanes y marineros. No con propósitos de conquista, sino con la intención de defender la libertad de la Patria, hechos plasmados en Quilmes por Brown, Espora y Rosales.

Pese a las diferencias materiales entre ambas escuadras, las intenciones del Almirante Brown eran atacar a las fuerzas brasileñas durante la noche del 29 de julio, con la posibilidad de obtener la victoria o por lo menos desalojar a los brasileños de la posición amenazante en la que se encontraban.

El Almirante Brown embarcó en la Fragata “25 de Mayo”, buque insignia de la escuadra, cuyo comandante era Espora, en la goleta “Rio de la Plata” estaba Rosales; en la “Maldonado”, Drummond y en el bergantín “Balcarce”, Seguí. Luego a la escuadra nacional se le unirían ocho cañoneras.

La “25 de Mayo”, dadas ya todas las órdenes de rigor, se dirigía silenciosamente en demanda del enemigo acompañada por la goleta “Rio de la Plata” y el bergantín “Balcarce”. La Fragata del Almirante Brown había penetrado la línea del enemigo, cuando fue atacada por una goleta brasileña, contestando el fuego inmediatamente.

Al iniciarse la lucha, la “25 de Mayo” se encontró acompañada únicamente por la “Río de la Plata”, quedando rezagados los restantes barcos republicanos. Las dos naves argentinas: la Fragata y su diminuto matalote de popa, lucharon con gran tenacidad y después de combatir una hora consiguieron liberarse del cerco que le tendía el enemigo, dirigiéndose luego hacia donde se encontraban las fuerzas republicanas.

Una vez reunida la Escuadra Nacional, Brown convocó a sus comandantes a la cámara de la “25 de Mayo” y les dio su último mensaje “Es preferible irse a pique antes que rendir el pabellón”.

La “25 de Mayo” llegó a la línea enemiga acompañada por la “Río de la Plata”. Los otros barcos, por temor al poderoso adversario o por ser muy lentos y ante la posibilidad de ser rodeados, no se atrevieron o no pudieron seguir la estela de gloria de la Fragata.

De esta forma cuando la nave argentina cortó la línea imperial, los buques brasileños se olvidaron del resto de las naves y maniobraron para arrojarse sobre el Almirante Brown, volcando todo el peso de sus fuegos para concluir con el Gran Almirante y el buque mayor de su flota.

Por tres horas consecutivas la nave republicana y su fiel goleta, sufrieron sin cesar el fuego de 23 buques brasileños. Las heridas de la 25 de Mayo indican que después de batirse gallardamente, se encontraba cerca de su fin, y cuando parecía su suerte echada, fue entonces el República, que tan magro papel había desempeñado, el que se acercó para auxiliar a las naves nacionales.

El Almirante Brown comprendió que su lugar no estaba en la “25 de Mayo” donde no había nada más que hacer, y decidió trasladar su insignia al “República”. Al llegar al mismo, dio la orden de arrestar inmediatamente a su comandante, agregando: “Salga usted de mi presencia porque no reconozco más valientes que Brown, Espora y Rosales”.

Pronto la insignia del Almirante se movió altiva en el “República” y ordenó a los otros buques estrechar la línea para aliviar el asedio que sufrían Espora y sus hombres, el valor de las dotaciones se electrizó al ver que el Almirante vivía y entraba nuevamente en batalla.

El combate se encontraba desde ese momento en un contexto nada favorable para los bloqueadores. Las 8 cañoneras amagaban un ataque al flanco enemigo, mientras avanzaban lenta pero firmemente para proteger al barco de Espora, dos de estas dieron remolque a fuerza de remos a la Fragata que se encontraba sin gobierno, con 30 balazos sobre el casco y sin arboladura, conduciéndola a la altura de Los Pozos.

De esta forma al acercarse la Escuadra Nacional contra los barcos brasileños, cansados de cañonear a la “25 de Mayo”, decidieron no presentar batalla, virando hacia el este, llevando a remolque una fragata, una corbeta y un bergantín, mientras nuestra escuadra lo hizo hacia el norte.

Quilmes resultó en lo material un triunfo brasileño, pues allí concluyeron los intentos ofensivos del único barco capaz de hacerles frente, con posibilidad de éxito a los buques imperiales. Pero pese a todo, se logró desalojar a los brasileños de la zona amenazante en la que se encontraban.

Finalmente, el Almirante Brown al arribar a Los Pozos envió al Gobierno el siguiente parte: “Hemos batido pero no rendido al enemigo, permita que le informe que los de la Nación están libres.”

Luego de la alocución, el jefe del Arsenal Naval Puerto Belgrano se dirigió a los presentes expresando:

“Hoy conmemoramos una batalla que, al igual que el combate de Montevideo, marcaron hitos.

Hitos que van más allá de nuestra historia naval; ya que forman parte de nuestra existencia como Nación. Es una historia de combate, de lucha, de guerra; y como todas las luchas tienen a sus héroes y a sus cobardes, como el comandante del “República”

Pero tanto unos como otros, la mayoría de ellos al día de hoy son desconocidos por nosotros.

Solamente quedan aquellos que con sus luchas y sus obras nos mostraron lo que realmente querían, cuáles eran sus sueños y sus deseos en la vida.

Lo que perfectamente nos dice esta batalla, es que cuando se conoce correctamente el norte, sabemos cuál es el rumbo al que queremos navegar, y entonces así se pueden tomar decisiones y por ende llevar adelante acciones en forma concreta, profunda y coherente más allá de lo riesgoso.

El gran faro que significó el Almirante Brown en el comienzo de nuestra vida como Nación, dado que conocía con claridad que nuestro norte era la Libertad, dio el rumbo a todos aquellos que entendieron el mensaje y por ello logran una hazaña única e inimaginable.

Hoy, como en ese momento estamos librando nuestras propias batallas; pero lo importante es que tenemos claro el rumbo, el cual es luchar desde nuestro puesto de trabajo para el engrandecimiento del país.

Quizás no todos podamos entender el mensaje o no tengamos la grandeza para seguir la estela, y escudados por tantas excusas que se pueden encontrar en nuestro diario quehacer nos mantengamos así, en el conformismo permanente.

Pero sepan que también hoy, están aquellos que se despojan de esas excusas como lo hicieron el Coronel Rosales y su tripulación de sus prendas, para seguir luchando por un futuro mejor".

 

 

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